jueves, 20 de julio de 2017

Los ríos perdidos (II)



VAPOR


En mi memoria el río es la ciudad
y la ciudad prolonga el río
en sus calles, sus plazas.
La lluvia sincroniza
el agua y el asfalto
en un continuo líquido y grisáceo
por donde asoman
los sonidos selváticos,
–mecánicos, pensados y animales–,
que acechan al explorador 
durante y después de la aventura.

Hay días en que basta 
evocar la ciudad o el río,
para sentir de nuevo el barco 
y su vapor 
anegándolo todo en la memoria.

Hay noches en las que subimos 
a bordo y navegamos
por el cauce intrincado
hasta llegar al mar, al cielo,
para inundarlo todo una vez más.

Hay noches con sus días 
en que esperamos
desesperadamente ansiosos
el abordaje del navío 
que nos adentre…



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